Quizás solo en ella te presentas,
¡Oh, alimento de mis días!
cuando solamente me rozas
o solamente me miras.
Quizás solo me encantas
o con tu voz me abrigas
cuando tus canciones cantas
en las rocas, en las piras.
Quizás nos envolvemos en tus brazos
y tus siervos gritan de locura Eros
al escuchar nuestros rojos pasos
en tus caminos de rojos tinteros.
Y quizás su contenido derramamos
en sus papeles llanos y blancos
y dibujamos de rozas ramos
cuando pisa la pasión con su taco.
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