lunes, 12 de enero de 2009

Al alero de los tomates con huevo

Un no-poema en pijamas,
saltarines versos y canas,
ríe en un silencio embargador
de tomates con huevo.

No hay siquiera nada:
un sonido, silencio y espada,
aunque pseudiáfanas cuchillas matan
tras cuadernos de hojas clavadas.

Ojos calvos y calvarios,
con caballos sin ovarios
cabalgan en los ríos
de un silencio culinario,

Cuando anochece en mi avenida,
en las heridas de bencina
que escupió la vecina
en litomanías de sin-flores.

En olores los malditos resquemores
se disculpan con la carta vacía,
para adueñarme de cien flores
y de cabalgatas de agonía.

Y así es como la poesía muere
en los espiralados bólidos de nieve
al caer ad ovo, que tiene
aroma de lira a la muerte.

Para desenvolverme en un tenedor
de mal escrita suerte
con palabras esgrimidas
post escriptum por cien dientes.

Cien dientes con heridas,
con hambre de mi frente,
con grilletes sin comida
abandonados a su vientre.

Sempiternos esclavos
de la vida-muerte,
yo me muero en mi comida
y en las ironías indiferentes.

Quiero muerte a la apatía
quiero venganza a vuestra muerte,
que me busque la desidia
cuando se marchiten los prepotentes

y así las luces mas vencidas
vencerán al desginio de un billete.

Por Liniers

Por Liniers

Alberto Montt