martes, 3 de junio de 2008

A la mujer de los caminos

¡Mírame mujer de los caminos!
con tus pasos cotidianos,
con tus brazos de roca
y con tu cálido nido.

¡Dame solo una mirada!

Mejor lánzala solidificada
a las jaulas empaladas
para reterner sus vestigios
de fertilidad alienada
por los dibujos sutiles
de los lugares amenos
y de los paraisos perdidos

¡Lánzame una mirada!

Tal vez podrías guardarla
para el que a tus ojos encantara
bajo tus labios de escarlata
y los claros de tu piel tersa y palida,
como los ojos de la tierra.

¡Mejor guárdala!

Mujer de los caminos,
mujer errante,
flor emancipada
de las urbes oscuras,
pantanos en pena,
pues tus haces libérrimos
de tu alma
calan profundo
en la caminata cotidiana.

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Por Liniers

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Alberto Montt