Felonía

¡Que Felonía!
la de la terca sonrisa
que por dentro fenecía
y en su puño se clavaba un clavo
de negras ironías
que ahogaban su voz como un dedo
que su suave piel ha marcado
con un fuego represivo y lento

¡Que felonía!
que no avanzara
y se vengase de la apatía,
que no lanzara con recurrente energía
toda su luz que en si
vivía reacia a la jauría
de la inmunda equivocación

¡Que traición!
ha rebasado los limites
y a vestido con harapos
la dulce creación
que debería residir
en el paraíso de la razón.

¡Sí! ¡Traición!
Han cantado la canción de la derrota,
han envainado su más sublime arma
y la han guardado en el cajón del dulce recuerdo.
Más ya en sus puños empuñan una sabia alma,
que ya corre por las calles desesperada
por devolverle la preciada calma.

Más ya esta herida está hecha
y la marca, ya profunda
delata en el corazón
una guardada pasión
por tal hermosa acción

Este cantado artífice ya no brilla,
no canta, ni baila
como antes todo el día
solo por la maldita culpa
de la vil y burda felonía.



...