Caía suave por el aire una hoja
y se presentaba
con una dulce reverencia.
Sobre mi cabeza esta ya danzaba
al mostrarme coqueta la inclemencia
de su belleza otoñal
en un cambré risueño y singular
Parecía mofarse lejana
con su sensualidad liviana
hasta que su acto terminó
al aterrizar, cual caida de dominó,
sobre el suelo con un último cliché:
se fue brincando sutíl con un chassé.
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