Me he enterrado a la muerte en el olvido
de las palpitaciones inexistentes
¡Maldigo tal lejanía
y sus acuaticas ironías!
Me cuestiono si tal vez he erigido
las sombras para temerle
y sin embargo, un lapidario suicida
es la imagen de las candidas avenidas
¡Te regalo una poecinta abrazadora
si me envuelves en una-s ola-s!
Te liberto en espamos de júbilo
para que me cantes en rocíos
y danzemos en el ultra-fondo marino
de intermitentes murmullos y respiros,
llenos de rozas
y branquizas de burbujas de alas
para que nuestros gritos de alegría
sean eternos en las hojas saladas,
eternos como el oceano y el delirio,
no como jaula y un suspiro,
sino como labio y respiro
en un manto de hilo infinito
infinito como las manos de un rio
infinito como los labios del rocío.
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