Sois una pluma dicha por la lluvia
y por los próceres de la locura instantánea
Yo te miro solemnemente.
Eres la sonrisa numérica de Kirchoff,
cuando tu sangre cae en mis papeles
en rocas malgastadas,
y todo tropieza en tres maldiciones.
Yo solo sonrío
y recuerdo que algún día sonreí,
y fue un chiste sicodélico y polisemántico,
como el vómito censurador de esta pluma,
que vomitó mis palmas.
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